miércoles, 26 de octubre de 2016

Prótesis y sentido del tacto






  Ambroise Paré 

Ilustración de una prótesis de mano
(De deficientium supplemento)

Xilografía. 
Dix livres de la chirurgie. Avec le magasin des istruments necessaires à icelle (VII)  



Ambroise Paré (1510-1590) fue un importante cirujano francés, que se especializó sobre todo en el tratamiento de las heridas de guerra. Publicó ciertos libros en los que proponía una mano artificial de hierro para los amputados. Desde entonces, las prótesis han sido soluciones útiles para los casos de pérdida de un miembro, y han incorporado aunque tenían el inconveniente de no poder substituir el sentido del tacto. 

Recientemente un paciente, tetrapléjico desde hace 12 años, ha podido recuperar la capacidad de notar sensaciones táctiles en sus dedos  gracias a un brazo robotizado y conectado a la zona del cerebro que controla las sensaciones. 

Según comenta Robert Gaunt, ingeniero biomédico de la universidad de Pittsburg, Nathan Copeland afirma poder sentir sensaciones como si vinieran de su propia mano. Aunque en realidad estas sensaciones recorren un camino algo distinto.  

Nathan es tetrapléjico a consecuencia de un accidente de automóvil que sufrió hace 12 años. Un brazo robotizado desarrollado por Darpa, el laboratorio de investigación del ministerio de Defensa americano, conectado a un implante en su cerebro le ha permitido experimentar la sensación del tacto, como si su médula ósea se hubiese restaurado. Desarrollado por el laboratorio de física aplicada de la universidad Johns Hopkins, esta innovación fue presentado en un coloquio organizado por DARPA en 2015. Ahora son los resultados clínicos los que se han publicado en la revista Science Translational Medicine (13 octubre 2016). Precisemos que el dispositivo no es exactamente una prótesis ya que Nathan Copeland tiene todavía todos sus miembros. 

Mediante una intervención quirúrgica, se han aplicado unos micro-electrodos en el córtex sensorial de Nathan Copeland. Están conectados con unos sensores instalados en el brazo robotizado. Así cuando se toca el brazo la persona que está conectada siente las interacciones. 

Un mes después de la operación Copeland comenta que puede distinguir con los ojos vendados que dedo le están tocando. 

No es la primera vez que experiencias así se llevan a cabo. En 2014 se ensayó con éxito el primer miembro artificial dotado de un sistema sensorial. En este caso se trataba de una prótesis de una persona amputada. Estas experiencias abren un campo ilimitado para las prótesis de mano del futuro, que podrán calibrar la presión necesaria para poder coger los objetos. 


Presentan una mano biónica con sentido del tacto: 




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